Pobladores habrían llegado a la selva amazónica 803 años a. C.

Arte rupestre en el Guaviare. / Mauricio Alvarado

En estos suelos hubo antiguos asentamientos humanos que habitaron la selva amazónica y que adaptaron los cuerpos de suelos naturales presentes a nuevas condiciones edáficas (composición del suelo en relación con las plantas) y ecológicas, en las que se pudieron dar procesos incipientes de domesticación de plantas y un manejo selectivo del bosque.

Los hallazgos de suelos negros se hicieron en las veredas Raudal del Guayabero y Las Brisas, del municipio de San José del Guaviare, donde se excavó con el fin de identificar los vestigios de las poblaciones humanas antiguas.

La evidencia arqueológica recolectada muestra que las poblaciones antiguas asociadas con las terras pretas tenían una gran preferencia por las palmas, pues se encontraron especies como Attalea maripa, Attalea racemosaAstrocaryum sp., Bactris sp., Mauritia flexuosa, Oenocarpus bataua, Oenocarpus minor Syagrus orioncensis.

Además se hallaron rastros de vegetación secundaria de las familias Annonaceae, Araceae, Fabaceae, Euphorbiaceae y cultivares como Zea mays Manihot sp.

“Los hallazgos indicarían manejo y domesticación del bosque, creando parches o islas antrópicas dentro de la selva amazónica en donde hay hiperdominancia de especies de potencial económico”, así lo indica el autor del estudio, Juan Miguel Kosztura Núñez, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo del Instituto de Estudios Ambientales (IEA) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Su trabajo se llevó a cabo en la serranía de La Lindosa y se dedicó al estudio de los suelos negros, con el fin de aportar datos paleo-ecológicos para analizar estos cuerpos e indagar sobre las interrelaciones de los grupos humanos antiguos y su medio.

Matriz de estudio

Los investigadores de este avance tecnológico ven los suelos negros no solo como una matriz de material cultural depositado en estos terrenos, sino como un reservorio de valiosa información en las que encuentran pistas para entender las relaciones ambientales de los seres humanos antiguos con los ecosistemas del pasado, los paisajes humanos y el manejo de recursos.

El estudio arqueológico constó de un análisis multiproxy, es decir con varias unidades de análisis, entre las que se destacan el estudio de fitolitos, semillas carbonizadas, líticos, cerámica, análisis fisicoquímicos de suelos y fechas por radiocarbono.

El trabajo se adelantó en los Laboratorios de Arqueología del Instituto de Ciencias Naturales, el de Aguas y Suelos –ambos de la UNAL Sede Bogotá– y el de Espectrometría de Masas de la Universidad de Arizona.

También se realizaron entrevistas semiestructuradas a los pobladores de la serranía con el fin de cotejar el registro arqueológico con los usos actuales de los suelos negros por parte de estas poblaciones.

En general, estos suelos se encuentran distribuidos en todo el Amazonas en cercanías a los ríos y zonas no inundables. En Colombia se han encontrado en el río Caquetá, en la zona de Araracuara y La Pedrera, en el enclave del río Guaviare-Guayabero, en la zona de la serranía La Lindosa y en el departamento del Amazonas, en cercanías a Leticia.

Sin embargo eso no quiere decir que sean los únicos sitios, pues, según el investigador, se cree que en el Amazonas colombiano hay muchos más lugares con evidencias de terras pretas y que se necesitan más proyectos y financiación de estos para identificarlos e investigarlos a profundidad.

Así se diferencian las terras pretas

Desde la década de los 70 se han venido realizando en Colombia investigaciones acerca de las terras pretas, en las cuales se sugieren tres diferentes causas de la génesis de estos suelos, como los focos donde se depositaban las basuras, acciones propias de los cultivos y sitios de habitación.

En general las terras pretas tienen características únicas que los diferencian de cualquier cuerpo de suelo del Amazonas, como coloraciones oscuras, texturas arenosas, altos contenidos de vestigios arqueológicos, y pH menos ácido de lo que generalmente se encuentran en otros suelos de la zona. Cuando se observa este tipo de suelos, es probable que allí hubo un asentamiento humano, resalta el investigador.

En general los suelos negros tienen altas cantidades de material orgánico, nitrógeno, calcio, magnesio, potasio, sodio, aluminio, fósforo, azufre, hierro, manganeso y boro en comparación con los suelos amazónicos, por lo cual podrían ser de gran utilidad para labores agrícolas.

Por último, la información obtenida de los pobladores actuales demuestra que aunque reconocen diferentes tipos de suelos y sus bondades, no utilizan los suelos negros para actividades de cultivos, pues no conocen sus potencialidades.

FUENTE: EL ESPECTADOR

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