El Pijuayo (Bactris gasipaes ) nombre como se conoce en Perú, es originaria de la cuenca amazónica, cultivada desde tiempos precolombinos por los nativos y distribuida luego en toda américa tropical. Se encuentra en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia y Brasil. Durante años ha sido considerado el pan de la amazonía.
Es la única palma doméstica, porque se han creado diversas especies; Perú y Ecuador presentan la mayor diversidad genética de variedades domesticadas, y en segundo lugar Colombia.
La Amazonía es el más grande huerto y el Pijuayo es su cultivo estrella, existiendo grandes plantaciones, porque solo importa el consumo del cogollo tierno, conocido como palmito o “Chonta”, fruto del desconocimiento de la industria sobre el valor alimenticio de las poblaciones.
Tiene múltiples usos que debemos valorar y la hacen la madre de las palmeras; pues se aprovecha el fruto como alimento de humanos y animales; considerada como el huevo vegetal, porque provee muchos nutrientes ricos en aminoácidos esenciales, proteínas, ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6, fibra, vitaminas A, C y D, carbohidratos, y minerales como hierro, magnesio, fósforo y calcio.
Los frutos se comen cocidos, bebidas, helados; además se fabrica harina, para el uso de panes y pasteles. De la pulpa y la semilla se puede obtener aceite que tiene características tan buenas como el aceite de palmito, con 62% de aceite. Las hojas se usan para el techo de viviendas, de los tallos adultos se usa como madera para construir casas y para fabricar el parquet (de alto valor en el mercado internacional). De las hojas se obtienen tintes para dar coloración verde a las artesanías de fibras.
Por lo tanto el Pijuayo, es uno de los cultivos amazónicos de gran potencial e impacto económico en toda la selva peruana que merece tomar una especial atención a su oportunidad comercial.
Fuente: Ministerio de Agricultura – MINAGRI, Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana – IIAPP