Cumbre en Brasil busca hoja de ruta para salvar la Amazonía
La cumbre de la Amazonía, que se lleva a cabo en la ciudad brasileña de Belém, servirá para discutir los problemas que enfrenta el bioma y hallar soluciones para frenar actividades ilícitas en la región.
Indígenas brasileños en la cumbre del Amazonas, en Belém, Brasil.
Encabezados por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los ocho países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) discutirán estrategias contra la deforestación, el crimen organizado y de desarrollo sustentable de esta vasta región, que alberga alrededor del 10% de la biodiversidad del planeta.
«Tenemos que preservar (la Amazonía) no como un santuario, sino como una fuente de aprendizaje para la ciencia del mundo entero, para hallar una forma de preservar ganando dinero, para que el pueblo que vive aquí pueda vivir dignamente», dijo Lula durante un acto oficial en Santarém, otra ciudad amazónica en Pará, la víspera de la cumbre.
Lula recibirá martes y miércoles a sus pares de Bolivia, Colombia, Guyana, y Perú, mientras que Ecuador, Venezuela y Surinam están representados por ministros.
Manifestantes en protestas previas a la cumbre de la Amazonía en Belém, Brasil.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, no asistirá a la Cumbre Amazónica, como se preveía, y en su reemplazo estará la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, según la agencia EFE.
Desde la víspera el mandatario venezolano suspendió su agenda pública «por recomendación médica» debido a una otitis.
Los países amazónicos están determinados a «no permitir que la Amazonía llegue a su punto de no retorno», dijo la titular de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, durante un encuentro de ministros previo a la cumbre.
Considerada durante años el pulmón del planeta, la Amazonía se encamina según los científicos a un punto de no retorno, a partir del cual pasará a emitir más carbono del que absorbe, agravando el calentamiento global.
Los acuerdos estarán plasmados en la «Declaración de Belém», que será adoptada al final de la primera jornada.
La declaración, que viene siendo negociada por los ocho países en el último mes, dará «instrucciones» para que los gobiernos implementen «nuevas metas y nuevas tareas», explicó el canciller del país anfitrión, Mauro Vieira.
Uno de los principales retos será lograr metas comunes para erradicar la deforestación, motivada especialmente para destinar la tierra a la pastura del ganado, pero que también es alimentada por la minería ilegal, el tráfico de madera, de armas y drogas.